El pasado 24 de octubre celebramos el día internacional de la biblioteca, desde entonces nuestra biblioteca está decorada con este maravilloso cartel.
Ese día todo el colegio fuimos pasando por la biblioteca para escuchar el cuento que podéis leer a continuación.
EL ÁRBOL DE
LOS LIBROS
Erase una vez un viajero que llegó desde un lugar lejano a
un pueblo en el que no había libros. Se sentó a descansar en la plaza mayor y
sacó de su morral un viejo volumen de cuentos. Cuando empezó a leer en voz
alta, los niños, que nunca habían visto nada semejante, se sentaron a su
alrededor para escucharlo.
El visitante relató historias que fascinaron a sus oyentes
y les hicieron soñar con fantásticas aventuras en reinos maravillosos. Cuando
terminó, cerró el libro para volver a guardarlo en su morral. Nadie se percató
de que, al hacerlo, escapaban de entre sus páginas algunas palabras sueltas que
cayeron al suelo.
El viajero se marchó por donde había venido; tiempo
después, los habitantes del pueblo descubrieron el pequeño brote que elevaba
sus temblorosas hojitas hacia el sol, en el lugar en el que habían caído las
palabras perdidas.
Todos asistieron asombrados al crecimiento de un árbol
como no se había visto otro. Cuando llegó la primavera, el árbol exhibió con
orgullo unas hermosas flores de pétalos de papel. Y, con los primeros compases
del verano, dio fruto por primera vez.
Y sus ramas se cuajaron de libros de todas clases. Libros
de aventuras, de misterio, de terror, de historias de tiempos pasados,
presentes y futuros. Algunos se atrevieron a coger esos frutos, y había un
sabio en el lugar que les enseñó a leer para poder disfrutarlos.
A veces, la brisa soplaba y sacudía las ramas del árbol.
Las hojas de los libros se agitaban y dejaban caer nuevas palabras. Y pronto
hubo más brotes por todo el pueblo; y en apenas un par de años, los
árboles-libro estaban por todas partes.
Se corrió la voz; muchos investigadores, curiosos y
turistas pasaron por allí para conocer el lugar donde los libros crecían en los
árboles. Los habitantes del pueblo leían sus páginas con fruición, y cuidaban
cada brote con gran mimo. Y así iban recogiendo más y más historias con cada
nueva cosecha de libros.
Un día, los más sabios del lugar se reunieron y acordaron
compartir su tesoro con el resto del mundo. Eligieron a un grupo de jóvenes y
los animaron a escoger un libro del primer árbol que había crecido en el
pueblo. Después, los enviaron a recorrer los caminos.
Ellos se repartieron por el mundo, buscando un hogar para
su preciada carga, y así, con el tiempo, cada uno dejó su libro en una
biblioteca diferente.
Y cuenta la historia que allí siguen todavía. Que hay
algunas bibliotecas que guardan entre sus estantes un libro especial que deja
caer palabras-semilla. Y que, si aterrizan en el lugar adecuado, cada una de
esas palabras crecerá hasta convertirse en un árbol que dará como fruto nuevos
libros.
Nadie sabe en qué bibliotecas se encuentran estos libros
maravillosos. Se desconoce también cuáles, de entre todos sus volúmenes, son
los que proceden del pueblo donde los libros crecen en los árboles. Podría ser
cualquiera, y podría estar escondido en cualquier rincón de cualquier
biblioteca del planeta.
Animaos a entrar en ellas y a explorar sus estanterías,
viajeros; porque quizá deis por casualidad con un libro cuyas palabras echen
raíces en vuestro corazón y hagan crecer un magnífico árbol de historias cuyas
semillas puedan llegar a cambiar el mundo.
¡Feliz día de la biblioteca!
Después del cuento hicimos entre todos los cursos nuestro propio árbol de los libros y ... ¡este es el resultado! ¿qué os parece?. Lo hemos colocado a la entrada de la biblioteca.